
Dios
le respondió: no, eso nunca te perteneció, eran de la tierra.
¿Traes mis recuerdos? preguntó el hombre. Esos nunca te
pertenecieron, eran del tiempo ¿Traes mis talentos? Esos no te
pertenecieron, eran de las circunstancias. ¿Traes a mis amigos, a
mis familiares? Lo siento hijo, ellos nunca te pertenecieron, eran
del camino. ¿Traes a mi mujer y a mis hijos? Ellos nunca te
pertenecieron, eran de tu corazón. ¿Traes mi cuerpo? Nunca te
perteneció, ese era de polvo.
Entonces,
¿Traes mi alma? ¡No hijo! Esa es Mía. Entonces el hombre lleno de
miedo, le arrebató a Dios la maleta y al abrirla se dio cuenta que
estaba vacía. Con una lágrima de desamparo brotando de sus ojos, el
hombre le dijo a Dios ¿”Nunca tuve nada”? Así es hijo mío.
Cada uno de los momentos que viviste fueron solo tuyos. La vida es
solo un momento. Que nada de lo que crees que te pertenece te
detenga.
“ Si,
pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba,
donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las
cosas de arriba, no en las de la tierra." (Colosenses 3:1-2)
Es
lo único que realmente vale la pena. Las cosas materiales y todo lo
demás por lo que luchaste. Se quedan aquí. ¡NO TE LLEVAS NADA!;
haz la voluntad de Dios.
Recuerda: "Donde esté vuestro tesoro, alli estará también vuestro corazón"(Mt. 6:21)
Si tu tesoro está acá en la tierra, acá va estar tu corazón, si tu tesoro está en el cielo, ahí también va estar tu corazón. Dios te bendiga
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