Texto Bíblico: 1 Reyes 17:2-16
Mandato de Dios a Elías
“Y vino a Él palabra de Jehová, diciendo: Apártate de aquí, y vuélvete al oriente, y escóndete en el arroyo de Querit
, que está frente al Jordán. Beberás del arroyo; y yo he mandado cuervos que te den allí de comer. Y él hizo conforme a la palabra de Jehová
Después del encuentro de Elías con el rey Acab. Dios le da instrucciones precisas, de qué debía hacer, dónde debía ir, y cómo Dios lo sustentaría.
ESCÓNDETE: Dios había ordenado a Elías “esconderse”, pero,¿ para qué?
Dios lo estaba llamando a esconderse, ausentarse, apartarse, lo estaba llamando al secreto, tenía un propósito para ello.
Aunque en principio la soledad no parece un destino fructífero y agradable para nosotros. Muchas veces Dios nos llevará al aislamiento, pero, debemos aprender a confiar en Dios, todo lo que él hace tiene un propósito. Una enfermedad nos puede llevar a la situación de soledad y preguntarnos ¿por qué? A veces una cama enseña más que un sermón.
Dios tenía planes para Elías, quería protegerlo del ataque del Rey Acab, además capacitarlo, prepararlo para lo que se venía.
Providencia de Dios
Reyes 17:4
Beberás del arroyo, y yo he mandado a los cuervos que te sustenten allí...
Dios estaba llamando a Elías a la montaña, al lugar secreto, donde Elías podía escuchar claramente su voz, alejado de todo y todos. Muchas veces Dios te llamará a ese lugar secreto, no rehúses, Dios quiere hablarte, quiere capacitarte.
Dios no abandonó a Elías a su suerte, le dejó a la orilla de buen arroyo, y mandó a los cuervos alimentarlo. Se ocupó de su bienestar físico y espiritual. Elías necesitaba ser capacitado en soledad. Muchas veces pensamos que Dios no nos usa porque llevamos años sentados, sin un ministerio específico, sin una actividad clara en la congregación, esa puede ser tu montaña, el secreto donde Dios te está capacitando para usar tu vida para sus propósitos, no desmayes, solo confía en Dios.
A orillas del arroyo de Querit
En tiempo de una terrible sequía Dios proveía de agua dulce y refrescante al profeta Elías, los cuervos lo alimentaban. En medio de nuestra escasez, nuestras limitaciones económicas, físicas. Tenemos un Dios maravilloso que no nos abandona, no provee, nos da paz, nos capacita.
Vemos la determinación de Elías de cumplir la voluntad de Dios, él estaba en el desierto. En el desierto no hay supermercados para comprar agua y saciar la sed. No hay puestos de comida donde él podía conseguir alimentos para saciar su hambre. Estaríamos dispuestos como Elías a seguir la voluntad de Dios si ÉL nos pidiera cosa semejante...
El arroyo se secó....
De pronto un día Elías se levantó y notó que el arroyo que días antes saciaba su sed, dejó de brotar. Donde antes corría con fuerza agua dulce y refrescante ya no estaba, solo quedaba arena húmeda, su líquido vital había terminado.
Muchas veces en nuestra vida pasa lo mismo, lo que antes era un fructífero emprendimiento, hoy ha terminado. La fuerza de la juventud se apaga lentamente, la enfermedad toca nuestra puerta. Se ha puesto mayor y le cuesta conseguir trabajo, el dinero ha empezado a escasear, su ministerio parece estar débil sin fuerzas. El arroyo puede secarse, pero, el poder de Dios no ha menguado.
Debemos tener en cuenta que lo que Dios nos da, él también puede quitarnos, como dijo Job: Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito.
La situación es la siguiente, sequía, hambre, desolación, el arroyo se había secado, qué haría Elías? Se quejaría ante Dios, le reclamaría a Dios... que hacemos cuando se seca nuestro arroyo, nuestra fuente de ingreso, cuando enfermamos, cuanto no tenemos empleo.
La situación que estaba viviendo Elías era resultado directo de su oración.
Elías era un hombre sujeto a pasiones, igual que nosotros, pero oró con insistencia para que no lloviera, y no
llovió sobre la tierra durante tres años y seis meses.
Santiago 5:17
Elías oró para que no llueva, Y Dios contestó. Resultado sequía.
No te ha pasado que estabas orando por más fe, y el resultado de eso fue pruebas y más pruebas, problemas, dificultades. En el camino del Señor no hay nada instantáneo, si quieres crecer debes pasar por procesos duros, difíciles, problemas, tu fe será probada como el oro, en el horno de fuego. No podemos decirle a Dios; quiero paciencia, pero, la quiero ya.
Cuando los arroyos de tu vida se sequen, no te desesperes, no abandones, no digas que Dios se olvidó de ti, Dios permitirá muchas sequías en tu vida, pero, será para forjar tu carácter, será para que aprendas a depender de su provisión sobrenatural.
El arroyo seco no siempre es resultado de tus fallas o pecados. Miremos la vida de José, él había huido de la tentación, rechazo a la mujer de Potifar, huyo de las pasiones juveniles, se merecía un premio verdad... pero ahora estaba en una cárcel acusado injustamente, Dios quería enseñarle en soledad y en lo secreto, quería capacitarlo. Pablo escribió muchas de sus epístolas en las frías y oscuras prisiones de Roma. Su arroyo parecía estar seco, sin embargo, Dios hizo que corriera aguas de vida eterna en ese lugar.
Entonces la palabra de Jehovah vino a Elías diciendo: “Levántate, ve a Sarepta de Sidón y habita allí, He
aquí, yo he designado allí una mujer viuda para que te sustente”.
1 Reyes 17:8, 9
No deja de llamarme la atención la designación de nada más y nada menos que una “viuda” para proveer a Elías de alimento, y para agregar más desconcierto. Dios envió a Elías a una viuda que no era de Israel, era gentil, era una reprensión a la apostasía de Israel (Luc. 4:24-26)
Sarepta estaba en Fenicia, Sarepta tiene un significado en hebreo que significa fundirse, derretirse,Dios seguia probando a Elias, no tiene sentido que una viuda pobre sustentars a Elias. Además era centro de Adoración a Baal y Hogar de Jezabel
Aunque dejar el arroyo seco era algo satisfactorio para Elías, el futuro no se veía prometedor, la viuda debía sustentarlo, una vieja viuda sin trabajo. Es en serio, debió haber pensado Elías...
Entonces se levantó y se fue a Sarepta. Cuando llegó a la puerta de la ciudad, he aquí una mujer viuda que
estaba allí recogiendo leña. El la llamó y le dijo:
—Por favor, tráeme un poco de agua en un vaso, para que beba.
Cuando ella iba a traérsela, la llamó y le dijo:
—Por favor, tráeme también un poco de pan en tu mano.
La viuda estaba recogiendo leña, la situación era muy delicada, era esta la que debía sustentarme se preguntaba Elías, al ver esta situación muchos podríamos dudar de la capacidad económica de la viuda, del mandado de Dios, sin embargo, no vivimos por vista, vivimos por la fe.
Entonces ella fue e hizo conforme a la palabra de Elías; y comieron él, ella y su familia, por mucho tiempo.
La harina de la tinaja no se acabó, ni faltó el aceite de la botella, conforme a la palabra que Jehova había
dicho por medio de Elías.
Elías le pide agua y pan a la viuda, ella amablemente le explica su situación, voy a preparar esta última comida para mi, y mi hijo y luego nos dejaremos morir, ya no nos queda nada, pero Elías le insiste, ve y tráeme a mi primero. Vemos la fe y la obediencia de la viuda, Jehová cumplió con su palabra, no escaseo y ni faltó harina en la casa de la viuda. Esto nos enseña una lección, aprender a depender en Dios en medio de la escasez
A ser obedientes, no importa cuál sea la situación, Dios siempre está en control