Ser
cristiano en Hollywood más que abrir puertas te las cierra porque es
vivir de una manera muy diferente al pensamiento dominante que se
vive en este ambiente.
Si
no que se lo digan a actores como Jim Caviezel (representó a Jesús
en La Pasión de Cristo) o a Eduardo Verástegui. Esto mismo le ha
ocurrido a Stephen Baldwin, que aseguró en un conocido programa de
televisión que confesar ser un cristiano devoto le ha destrozado su
carrera cinematográfica.
Este
estadounidense, miembro de una familia de actores de la que cuatro
hermanos son actores y/o directores, aseguró en “Good Morning
America” de la NBC que su fe no encaja con la mayoría de
ejecutivos en Hollywood y que su fuertes convicciones, dice, generan
“controversia” por lo que los directores prefieren pasar por alto
a este actor y elegir a otro. Así Baldwin cuenta cómo un director
de casting le decía que barajaba su nombre para algunas películas
pero que el resto “sólo le miran como si estuviera loco”. Por
ello, preguntado por si se podía tener éxito en Hollywood y ser
cristiano dijo con franqueza: “No lo parece ahora, ¿verdad?”.
Ante
esta situación, Stephen Baldwin, que se convirtió tras los
atentados del 11-S en Nueva York, ha optado por dirigir sus propias
películas en las que la fe tiene un protagonismo fundamental.
Su
turbia juventud
Baldwin
vivió una juventud llena de excesos y fueron los brutales atentados
los que le hicieron reflexionar realmente sobre la vida. Además,
poco antes de estos sucesos su esposa también había abrazado la fe,
lo que supuso un cúmulo de circunstancias que llevaron a Stephen a
seguir a Jesucristo.
La
niñera que cambió la familia
Un
hecho culminante se produjo tras su matrimonio con Kenia, una mujer
brasileña. Pronto se quedó embarazada y en Brasil es costumbre
contratar una niñera cuando el bebé está en camino. Así lo
hicieron. En la primera semana de trabajo con la familia Baldwin,
esta chica cantaba en portugués canciones de Jesús. Unos días
después su esposa le dijo: “¿Oyes lo que está cantando? Está
cantando acerca de Jesús”. Poco a poco Kenia se fue acercando a la
niñera, que le dijo que no estaba allí sólo para limpiar su casa
sino para anunciar a la familia la palabra de Dios.
Mientras
su mujer se iba convirtiendo, Stephen seguía inmerso en su vida en
Hollywood, en un estilo de vida muy diferente. Pero dos momentos
cambiaron su vida.
El
11-S, un punto clave
El
primero llegó cuando Kenia le dijo: “cariño, siéntate. Tengo que
hablar contigo. He aceptado esta noche a Cristo como mi Señor y
Salvador”. Asegura Baldwin que entonces vio una “metamorfosis
radical hermosa, algo increíble”. Desde ese momento, su esposa
entró en un grupo de oración evangélico y leía la Biblia durante
largos ratos. Además, oraba mucho. Esto comenzó a interrogar a su
marido.
Estas
preguntas que le surgieron se unieron al segundo momento clave: los
atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos. “Me asusté
mucho”, confiesa y tras el ejemplo de su mujer se planteó que “tal
vez era hora de pensar en la fe”. Así comenzó su camino hacia
Jesús. Un mes después de los atentados ya comenzó su camino. Años
después de esto tiene una fe convencida a pesar de las consecuencias
que esto ha tenido en su trabajo. “Creo que estamos en un
momento particular de la historia en el que es la hora de que la
gente vuelva a Jesús”.
Su
vida en un reality
Millones
de personas han podido observar el cambio de este actor. De hecho
participó en un reality show, un Gran Hermano para famosos, en el
que sorprendió a todos tras hablar todo el tiempo de Dios al resto
de compañeros.
De
su participación en aquel programa destaca cómo se quedó hasta
bien entrada la noche con el ex futbolista y actor, Vinnie Jones, al
que le explicó la Biblia y junto al que oró de rodillas al final de
la noche, lo que generó gran controversia entre el resto de
concursantes.
Su
faceta de padre
La
fe que ha alimentado durante años a Stephen Baldwin también se ha
manifestado en la educación de sus dos hijos. Asegura que es
importante hablar a los niños del día a día y no rehuir temas
incómodos como el sexo o las drogas. “Una o dos veces por semana,
mi esposa y yo nos sentamos con los niños para tener una reunión
familiar. Hablamos de la vida y las cosas que sucedieron durante la
semana”, asegura.
Tras
sus excesos en la juventud considera importante estar cerca de sus
hijos ahora que están en plena adolescencia. “Mis dos niñas son
personas muy, muy fuertes de fe, lo que les ha permitido ser lo que
son y tomar mejores decisiones”. Pero esto no quita que “vivamos
en un mundo con demasiados elementos que pueden afectar a los niños,
a través de internet, los medios de comunicación o las revistas.
Por eso para mí es importante estar allí, y con respeto y cuidado,
orientarlas y guiarlas en la dirección correcta”.
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