Analizadlo todo, retened lo bueno. 1 Tes. 5.21.
Por Miguel Angel Garcete
Estudio por Michael Garcia (Foto del Pastor y ministro de Cristo, Juan Cordova)
Estudio por Michael Garcia (Foto del Pastor y ministro de Cristo, Juan Cordova)
El
imitador y quien desde el principio pecó queriendo ser igual a Dios,
fue satanás (1 Juan.3:8). Ahora bien, ha escuchado usted en algunas
iglesias a predicadores decir: "yo decreto que serás
millonario", "yo decreto para ti prosperidad", "yo
decreto que conquistarás las naciones" "yo, yo y yo".
Predicadores que gustan de hablar en nombre propio y no en nombre de
Dios. Sepa, hermanos y amigos, que además de ser una pretensión no
bíblica, raya más en la locura y la insensatez de quienes practican
esto en las congregaciones, no es sana doctrina, sino conceptos de
metafísica y doctrinas heréticas como el dominionismo.
En
principio ¿Qué es un decreto? En la Biblia, la palabra "decreto",
o "decretar" proviene originalmente del termino griego
"diatagma", que significa aquello que es impuesto por
decreto o ley. En otras palabras, en la Escritura un decreto se
refiere a leyes que gobiernan impuestas por la más alta autoridad, o
sea, ordenanzas que solo pueden ser promulgadas por un rey supremo o
gobernante absoluto; lo cual implica que los subordinados, súbditos,
siervos y esclavos deben obedecer dichos decretos, NO crear los suyos
propios (Dt.4:1; Edras.6:11). Un decreto sigue siendo en cualquier
nación o estado, una orden proveniente del más alto magistrado o
autoridad. De modo, que respecto a la iglesia de Cristo, el único
que puede emitir decretos/leyes y normas de vida como propósito es
Dios, solo Él como Rey supremo puede dar ordenanzas y mandamientos
infalibles y absolutos que el ser humano debe obedecer.
Por
ejemplo, en Deuteronomio 6:1, dice el Señor: "Estos son los
mandamientos, estatutos y decretos que Elohim vuestro Dios mando que
os enseñase, para que los pongáis por obra... para que temas a
Elohim tu Dios... guardando todos sus mandamientos". Claramente
y de forma textual, Dios se muestra como único en facultad para
promulgar decretos. En Job.38:8-10, y referente a su creación, el
Señor señala que él estableció ya su decreto el cual no puede ser
removido ni cambiado: " ¿Quién encerró con puertas el mar,
cuando se derramaba saliéndose de su seno, cuando puse yo nubes por
vestidura suya, y por su faja oscuridad, y establecí sobre él mi
decreto, le puse puertas y cerrojo, y dije: Hasta aquí llegarás, y
no pasarás adelante, y ahí parará el orgullo de tus olas?".
El
que emite decretos es Dios, NO el predicador ¿Por qué? Porque el
decreto es una orden, una ley, y el siervo no puede dar ordenes a su
Señor, ni el criado puede dar mandamientos a su Rey. Nadie puede
obligar a Dios y mucho menos darle ordenes para que haga algo.
Algunos sacan fuera de contexto algunos pasajes bíblico, como por
ejemplo Mateo.16:17-19, "Entonces le respondió Jesús:
Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló
carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también
te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia;
y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré
las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra
será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será
desatado en los cielos".
En
primer lugar, la palabra decretar NO aparece en este pasaje por
ningún lado; pues "decretar" también significa resolver,
decidir, una persona que tiene autoridad o facultades para ello. Dios
si nos dio autoridad y poder; se lo dijo a Pedro: "y a ti Pedro,
te daré las llaves del Reino -llaves significa "autoridad"
y "poder", eso es amen. Pero aquí hay algo importante, y
lo vemos en la definición de la palabra decretar, y es "decidir",
"determinar".
En
segundo lugar, nosotros tenemos autoridad, si, sobre potestades,
demonios en nombre del Señor; pero NO para decidir como lo es un
decreto, pues ¿Dónde estaría la voluntad de Dios si yo decido y
resuelvo? No amados, nuestro Padre que ésta en los cielos es el que
decreta, el que resuelve,y el que decide. Porque si no es así, ¿para
que entonces depender de un Dios?, ¿Para que pedirle a Dios, si yo
puedo decretar y ya? En la Biblia, quien decretaba, decreta y
decretará es Dios.
Tristemente,
muchos predicadores, en especial los seudo-apóstoles y
auto-proclamados profetas de hoy, les gusta hablar en nombre propio,
diciendo: "Yo decreto", "Yo, Yo, Yo", como si
ellos pudieran darle ordenes a Dios. Esta practica es tremenda
abominación de ministros y predicadores que, motivados por la
soberbia, pretenden estar al mismo nivel o por encima de Dios mismo.
Amados
hermanos y amigos, el verdadero predicador es aquel que habla en
nombre de Dios, diciendo: "Así ha dicho el Señor", y
nunca dice: "Yo digo", sino que dice: "Así dice el
Señor". Sepa que nadie en el evangelio puede hablar por cuenta
propia, ni aun los ángeles del cielo. El mismo Cristo advirtió
sobre esto, cuando dijo: El que habla por su propia cuenta, su propia
gloria busca (Jn.7:18); y también dijo: Porque yo no he hablado por
mi propia cuenta; el Padre que me envió él me dio mandamiento de lo
que he de decir, y de lo que he de hablar". Aun el Hijo de Dios,
hablaba en nombre de su Padre, y cuando oraba, decía: "Padre,
si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino
la tuya (Lucas.22:42). Nunca dijo: "Yo decreto que esta copa sea
quitada", sino que dijo, "no se haga mi voluntad, sino la
tuya, Padre". Tampoco en la Biblia vemos a los discípulos del
Señor "decretando", si no que pedían en oración en
nombre de Dios y conforme a su voluntad. Esto tira por el suelo la
falsa doctrina del llamado "decreto cristiano". El mismo
Jesucristo dijo a sus discípulos, "pedid, y se os dará",
lo cual es muy distinto y diferente a decir "decreta, y se os
dará". Una petición y un decreto son dos terminologías
distintas. Una petición está supeditada a la voluntad de quien se
le dirige dicha petición, en este caso Dios. En cambio un decreto,
es una orden o ley absoluta que irremediablemente y sin condiciones
se debe obedecer..
El
apóstol Pablo, por palabra de Dios, ordenó a los creyentes a hablar
y actuar en nombre de Dios, no en nombre propio, diciendo en Col.
3:17 "Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo
todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por
medio de él". Todo debe ser en nombre del Señor, reconociendo
la soberanía y el señorío de Dios, y quien finalmente actuará de
acuerdo a su perfecta voluntad, no según la voluntad humana.
Hermano
y amigo amado, tenga cuidado en dónde usted se congrega y a quién
usted oye predicar, porque muchos ministros andan hablando por su
propia cuenta, cuando Dios no ha dicho nada. Los tales,
descontextualizan el pasaje de Mateo.21:21, para engañar y sacar
provecho de los creyentes débiles e inconstantes. Y usan ese pasaje
para decir: "Yo decreto para ti", o sea, y como yo lo digo,
se tiene que realizar y Dios me tiene que obedecer y me tiene que dar
todo lo que yo le pido, porque yo lo he decretado asi. Por favor, que
absurdo, no podemos ser tan necios para creer tal barbaridad, esto es
pura metafísica mezclada con Biblia, superstición y filosofía de
Aristoteles, no palabra de Dios. Ministros falsos que usan de estas
filosofias para ilusionar e hipnotizar a la gente en las iglesias y
así robarles la plata, y hacerse rico ellos.
El
contexto de Mateo.21:21-22, establece con claridad que nuestras
peticiones a Dios las recibimos orando, NO decretando. Entienda la
verdad, usted será bendecido mediante la obediencia a Dios, y no
porque un mal llamado ministro le diga: "yo decreto". Usted
verá sus peticiones contestadas orando y obedeciendo a Dios, y no
porque un profeta loco le diga: "yo decreto para tí". Las
peticiones, milagros y bendiciones, se reciben en oracion: "Y
esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa
conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en
cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que
le hayamos hecho" (1 Juan.5:14-15). El Señor nos mando a pedir
orando, no aquellos que se nos antoje, sino que oremos conforme a su
voluntad.
EL
DECRETAR ES SÓLO FACULTAD DE DIOS. Iglesia, abre los ojos de una
vez, pues ya la apostasía arropa al mundo, señal evidente de Cristo
está a a las puertas.
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